SANREMO

El Festival de la Canción Italiana de San Remo nace en 1951 por iniciativa de la RAI (Radiotelevisión Italiana) y enseguida consigue un notable éxito de público, que escucha en la radio a sus favoritos que compiten entre ellos proponiendo nuevas canciones. En 1954 el espectáculo se traslada a la televisión, el nuevo medio inaugurado pocas semanas antes. La TV (Televisión) lanzará el programa en el área de los más populares de siempre: una cita imprescindible para generaciones de italianos aficionados y no solo eso, desde el momento en el que el Festival viene seguido en todo el mundo y para muchos representa una ocasión única para poner a prueba las canciones y el gusto nacional.
El mecanismo es como el de un concurso, que cambiará durante los años en más de una ocasión, se mantiene todavía fiel a la idea de premiar motivos escritos completamente nuevos. Este formato inspira a otros importantes festivales, desde el de Eurovision Song Contest, que nace en 1956- un año después de la difusión de San Remo en eurovisión- hasta el de Zecchino d’Oro (hoy en día el Festival Internacional de la Canción del Niño) – lanzado en 1959. La canción de San Remo tiene un diseño independiente dentro de la canción italiana, no solo porque presenta características poéticas o musicales distintas, sino por la importancia que le da a la opinión pública, especialmente en las primeras ediciones y cada vez que la competición ha tocado motivos de interés que pudieran ir más allá de la música. En sus más de sesenta años San Remo ha dado a conocer distintas almas del mundo canoro italiano, en equilibrio entre la tradición melódica, los nuevos géneros y la sonoridad. Se han presentado también voces extranjeras, que en alguna edición – entre el 1964 y el 1969, por ejemplo- participaron en el concurso en parejas con intérpretes italianos. Al igual que para muchos artistas (desde Mudugno hasta Ramazzotti, desde Pausini hasta Bocello) el Festival ha sido un trampolín de lanzamiento, para otros, sin embargo, ha representado una institución de la cual quieren distanciarse, por considerarlo un escenario para la canción mainstream.
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